Nunca más-
Buenas noches chicos!! Después de un tiempecito, os traigo esta nueva entrada donde os voy a contar la mejor experiencia, y una de las mejores sensaciones que he tenido el placer de vivir. Espero que la espera haya merecido la pena!! Aquí va:
Cada vez que lo recuerdo, me entran
escalofríos.
Es una mezcla de sentimientos. Por un
lado emoción, pasión, y
mucha curiosidad, pero por otro lado tristeza
y rabia. Era consciente de que me encontraba en el lugar donde miles de
personas habían sido asesinadas.
El primer recuerdo que tengo es la entrada del campo de
concentración de Auschwitz, con su famoso mensaje “el trabajo os hace
libres”. Libres, eso es lo que creían
que eran aquellas personas que se bajaban de los trenes con sus chaquetones de
pelo, para abrigarse en la temporada de invierno, ignorantes del futuro, del
futuro próximo, que iba a acontecer.
Pasear por la alambrada, visitar sus “lujosas
habitaciones”, con sus “confortables” camas de madera. Todas las vitrinas llenas
de maletas con los nombres de aquellos que no pertenecían a la dichosa raza
aria; de incontables prótesis; sus cubiertos, peines y ropa.
Les quitaron absolutamente todo, incluido su pelo y su
propia vida.
Dijeron que el pelo lo utilizarían para hacerse abrigos,
pero ¿y su vida?, ¿de qué les servía quitarles la vida?, ¿qué mal les hacían?,
¿les impedían algo?
Miles de preguntas que no tienen respuestas. Solo las que
tu quieras darle.
Si todos aquellos judíos eran números, ellos eran basura.
Una basura totalmente despreciable. Esta es mi respuesta, ¿cuál es la vuestra?
Auschwitz II-Birkenau, así se llamaba el segundo campo de
concentración que construyeron en Cracovia, tras completarse la estancia del
hotel de tres estrellas, que habían fabricado para ellos. Un segundo campo, muy
diferente del primero, pero hecho con el mismo odio. El número de estrellas, quizá
por un lado, bajaba a dos, ya que se trataba de enormes, con las camas y los servicios en la misma habitación. Y por otro lado, ascendía a cinco, ya que poseían mayor intimidad: los barracones de la izquierda para las mujeres, y los barracones de la derecha para los hombres.
Y hasta aquí llega mi crítica al
llamado “gran holocausto” de la Segunda Guerra Mundial.
La experiencia que más me ha
marcado, y por tanto, el viaje que más recordaré. Asique, aprovecho para
deciros, que si sois igual de curiosos que yo, y os apasiona este tema, os
animo a que si tenéis la oportunidad de visitarlo, lo aprovechéis, porque sino,
os arrepentiréis de no hacerlo.
“No hay relato más real, que el
de vivirlo tu mismo”.
Selene Martín Guerrero